El espíritu de la colmena

Las abejas son muy importantes para nuestra supervivencia y hoy, no vamos a decir que están en peligro de extinción, pero no pasan por su mejor momento. Los numerosos pesticidas que utilizamos en la agricultura y los ataques de la avispa asiática les están complicando la vida.

Por eso es interesante que, si tenemos la posibilidad, nos animemos a poner abejas. Por si os apetece la idea, desde aquí os vamos a dar unas pautas para que tengáis éxito:

Una vez que te has hecho con una colmena es muy importante situarla bien buscando un lugar donde no haya corrientes de aire ni demasiada humedad, mejor si la orientas al sur o sureste. Es bueno colocarla cerca de plantas melíferas como acacias o castaños. Si la puedes poner entre árboles frutales aun mejor. Así las abejas no se tendrán que desplazar demasiado para conseguir alimento.


Puedes esperar a que una reina y su enjambre se instale en la colmena que has preparado o comprar abejas. También puedes añadir unas placas de cera que les facilite el trabajo de construir sus celdas.

La parte baja de la colmena hace de vivienda y la parte alta de despensa. Es en esta última donde depositan la miel.




En el otoño (no hay fecha fija, depende del lugar) podrás empezar a recoger la miel que las abejas habrán dejado en la parte superior (aquí se le llama altza) de tu colmena. Protégete con un traje adecuado de las picaduras y atonta un poco las abejas con humo. Antes se ahumaba con hierba seca pero ahora lo puedes hacer más cómodamente con un ahumador especial y las pastillas adecuadas.
Para separar la miel de la cera se mete en una especie de centrifugadora y se filtra.





Además de miel y cera las abejas nos proporcionan polen y propóleo. Y hay quien dice que todo lo que procesa una abeja tiene efectos milagrosos en nuestra salud...



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